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El cerco
Daniel Sorín
Colección Espejo Negro
ISBN 978-987-42-8936-0
2019
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Un
asesino serial elige sus víctimas entre los integrantes de los reality
show
y la farándula artística. Desquiciado o vengativo, sus crímenes
son tan crueles como perfectos. No deja ni huellas ni rastros que permitan
seguir sus pasos. Solamente un macabro modus operandi.
Policías y gobernantes descubren que su propio futuro está en peligro, y
destinan todo su poder en la cacería del asesino. El periodismo, la
oposición política y las iglesias no pueden quedar al margen. En verdad,
nadie está al margen desde el día en que un gigantesco cerco se extiende
por el neurálgico centro financiero de la city. Centenares de miles de
personas no pueden entrar ni salir, rehenes de un inspector de policía.
Daniel Sorín trabaja una trama precisa e inquietante, una historia
amenazante por posible, que se desenvuelve lógica e incómoda, en un
contexto tan cercano a la realidad como impiadoso y ajeno de toda
heroicidad.
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REVISTA Ñ
16 de febrero de 2013
El efecto de realidad
Un asesino serial mata participantes de un reality y a diversos
famosos: así arranca este policial de Daniel Sorín
Por
Osvaldo Gallone
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El lugar común (y, por ende, reiterado sin previo examen ni reservas)
define a cierto estilo como “el estilo seco del policial”, aludiendo a las
presuntas pautas canónicas del género: acción pura y dura, escasa
adjetivación, riguroso recorte de acciones subsidiarias y personajes
secundarios a la trama. Como todo lugar común, éste ofrece más excepciones
que reglas: todo gran policial (desde el inaugural Cosecha roja de
Hammet, pasando por el clásico La piedra lunar de Wilkie Collins
hasta el célebre “La muerte y la brújula”, de Borges) excede con dichosa
holgura el corsé de la preceptiva. Y éste es, precisamente y línea por
línea, el caso de la novela El cerco.
El esqueleto argumental es sencillo: un asesino serial innominado se aboca
a la tarea de eliminar a integrantes módicamente famosos de un reality
show (participantes que han pasado en algún momento, con mejor o peor
suerte, por “la Casa”) y a figuras mediáticas de la farándula artística
con procedimientos cruentos que recuerdan los rituales sanguinarios de los
sacrificios humanos. A partir de este esqueleto, Sorín construye el cuerpo
de una novela notable cuya tensión (ese bien escaso que impide al lector
interrumpir la lectura) descansa en la matemática precisión de la trama,
pero cuyo sabor (eso que hace que un policial sea mucho más que un
policial) queda flotando en el paladar a despecho del misterio y su
virtual resolución.
Uno de los modos de leer El cerco es apreciar que ensaya, de manera
inmejorable, un desplazamiento (o una relectura y, por lo mismo, una
reinvención) de Diario de la guerra del cerdo: en vez de a viejos,
se elimina sistemáticamente a famosos, y la novela de Bioy resulta el
libro emblemático (e inspirador) del asesino serial. El periodista Lorenzo
López (un perdedor de manual), por su parte, intenta cambiar su suerte con
la ayuda de súbitas iluminaciones y el agónico intento de abrir al azar el
I Ching confiando en las líneas de algún oscuro hexagrama: la
parodia que alude a Lönnrot devenido laboriosamente en hebraísta resulta
impecable. Por otro lado, resulta imposible (y desaconsejable) obviar el
plano de ácida crítica social en que se desarrolla la novela: no sólo a
propósito de la infatigable maquinaria mediática que crea estrellas
fugaces cuya vida y muerte son tan breves y olvidadas como su fulgor, sino
también respecto a la aceitada maquinaria institucional cuya función
excluyente parece configurar una verdad detrás de una verdad, que a su vez
enmascara otra verdad en una espiral especular y desesperante.
El tono de thriller reconoce pausas que equilibran sabiamente el
vértigo de la trama y que contribuyen a dotar al texto del sabor antes
aludido; una entre tantas: “… la vergüenza no es precio de nada bueno, la
vergüenza pudre algo adentro, es ácida necrofilia que condena a las
células del alma.” Por ello, El cerco constituye una profunda
reflexión en torno a la condición humana; que sea pasible de ser definida
como un policial o una novela costumbrista o una sátira es un dato
adjetivo y secundario.
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Daniel Sorín
(Buenos Aires, Argentina, 1951) tiene una
larga trayectoria literaria.
En 1998 ganó el Premio Emecé de Novela
con Error de cálculo; ha editado publicaciones de arte y literatura en la
red: Alt164, Letrópolis, Abanico y La púrpura de Tiro. Es docente, editor
e investigador.
Obra
Novelas:
Ensayo:
Textos en antologías:
-
"La llamada" en Las mil
y una noches peronistas (Granica, 2019)
-
"Tris, el mono" en Brujula
norte (cuento infantil, Macma Ediciones, 2015)
-
"Cuando el criminal es el
Estado: asesinos en la Patagonia del siglo XIX" (en Fronteras
del crimen. Globalización y Literatura, Medellín Negro-Planeta
Colombia, 2015)
-
"Matando ídolos de barro"
(en Rastros. Entrevistas de género negro, Biblioteca
Nacional/Evaristo, 2015)
-
"El regreso de Zhèng Hé" (en Viajeros,
Salim, 2018)
-
"El Ohio" (en Desencajados,
La Bohemia, 2018)
-
“La llamada”, en Las
mil y una noches peronistas (Cuento, Granica, 2019).
-
“John William Cooke y el
peronismo de las tres banderas” en John William Cooke. Ecos de
un pensamiento (Ediciones de la Universidad de General Sarmiento,
2020)
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